QUETZALCÓATL
En una tarde muy lluviosa en la ciudad de chihuahua de México había una niña de tan solo 10 años que se encontraba mirando desde su ventana a esperar que el rocío pasara. Una hora después comenzó de pronto a salir el arcoiris en esas este solo estaba formado de 3 colores amarillo, azul y rojo, y esto era señal de que la llovizna iba a parar; pero, Quetzalcóatl que era el nombre de la pequeña niña puesto en honor del dios de la vida de la civilización aztecas; era muy curiosa y alegre pues de la nada le comenzó a llegar una incertidumbre del origen de los colores y del porque del arcoiris.
Comentarios y comentarios llegaron a los oídos de Quetzalcóatl ya que se decía que el dios de la vida murió a los 11 años por sacrificio que sus padres, que eran los reyes de los aztecas del cual ofrecieron a su hijo a otros dioses y se dio porque este pequeño niño incumplió una de las leyes dadas en la civilización que era – niños bajo crianza y control de la madre – esta significaba que no podían consagrar ni unir ante los reyes a niños menores. Fue algo que Quetzalcóatl había incumplido; tiempo después en todo el imperio se conoció a Quetzalcóatl como dios dador y creador de la vida; desde esos momentos en el cielo se reflejaba un fenómeno conformado por colores a quien después le rendían culto como signo de perdón por el sacrificio que había echo con él.
Quetzalcóatl la niña, después comprendió de donde venia el arcoiris aunque en un momento inesperado la niña no fue de vuelta a su casa después de la investigación que había realizado así que sus padres se mostraron tan preocupados que comenzaron a buscarla, pero esto fue inútil la niña de la nada se perdió y jamás volvieron a saber de ella, aunque los chismes no faltaron se decía que el dios de la vida se había llevado a Quetzalcóatl y desde esos momentos tres colores mas se unieron al arcoiris naranja, verde y violeta; todos comentaban que la niña era aquella que jamás el verdadero dios pudo consagrarse aquí en la tierra ahora todos respetan aquel nombre valioso y aquellos dioses de la vida y de los colores.
FIN
En una tarde muy lluviosa en la ciudad de chihuahua de México había una niña de tan solo 10 años que se encontraba mirando desde su ventana a esperar que el rocío pasara. Una hora después comenzó de pronto a salir el arcoiris en esas este solo estaba formado de 3 colores amarillo, azul y rojo, y esto era señal de que la llovizna iba a parar; pero, Quetzalcóatl que era el nombre de la pequeña niña puesto en honor del dios de la vida de la civilización aztecas; era muy curiosa y alegre pues de la nada le comenzó a llegar una incertidumbre del origen de los colores y del porque del arcoiris.
Comentarios y comentarios llegaron a los oídos de Quetzalcóatl ya que se decía que el dios de la vida murió a los 11 años por sacrificio que sus padres, que eran los reyes de los aztecas del cual ofrecieron a su hijo a otros dioses y se dio porque este pequeño niño incumplió una de las leyes dadas en la civilización que era – niños bajo crianza y control de la madre – esta significaba que no podían consagrar ni unir ante los reyes a niños menores. Fue algo que Quetzalcóatl había incumplido; tiempo después en todo el imperio se conoció a Quetzalcóatl como dios dador y creador de la vida; desde esos momentos en el cielo se reflejaba un fenómeno conformado por colores a quien después le rendían culto como signo de perdón por el sacrificio que había echo con él.
Quetzalcóatl la niña, después comprendió de donde venia el arcoiris aunque en un momento inesperado la niña no fue de vuelta a su casa después de la investigación que había realizado así que sus padres se mostraron tan preocupados que comenzaron a buscarla, pero esto fue inútil la niña de la nada se perdió y jamás volvieron a saber de ella, aunque los chismes no faltaron se decía que el dios de la vida se había llevado a Quetzalcóatl y desde esos momentos tres colores mas se unieron al arcoiris naranja, verde y violeta; todos comentaban que la niña era aquella que jamás el verdadero dios pudo consagrarse aquí en la tierra ahora todos respetan aquel nombre valioso y aquellos dioses de la vida y de los colores.
FIN
autora: Yuleidi Ferruzola
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